Tensión al límite

El fracaso del gobierno de Vicente Fox para solucionar problemas de gobernabilidad como el de Oaxaca, que desbordó el ámbito estatal por falta de operación política y sensibilidad social, es de tal magnitud que el gabinete considera una solución desesperada: la eventual intervención de las fuerzas federales en esa entidad, entre ellas el Ejército.Es posible que sea eso lo que espera ese enjambre de organizaciones sociales denominada Asociación Popular del Pueblo de Oaxaca.

OAXACA, OAX.- «¡Alerta máxima!». A esta señal, los rebeldes reforzaron las barricadas de roca e incrementaron los patrullajes nocturnos y el acopio de rudimentarios pertrechos -piedras, palos, gruesos tubos de metal- para hacer frente a los soldados que desde hace días rondan por las cercanías. La muy probable irrupción de la Policía Federal Preventiva (PFP) y del Ejército, de un momento a otro puede convertir a esta ciudad en un campo de batalla. Entre tanto, los oídos están atentos al ruido que delate la entrada de los militares. «Estamos en alerta máxima. Ya tenemos un menú de acciones que no podemos dar a conocer.

Sólo adelanto que haremos un blindaje nacional e internacional como el que realizó en Chiapas el Ejército Zapatista», anunció Daniel Rosas, vocero de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Los focos rojos se encendieron -agregó en una conferencia de prensa, el jueves 14- a raíz de la decisión del gobierno federal, del Senado y de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) de sostener a toda costa al gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, cuya renuncia piden los rebeldes para retirar su protesta. Israel Ochoa Lara, abogado de la Asam-blea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO), afirma: «El gobierno ya cerró sus filas.

Ahí todos se amafiaron para proteger a Ulises. Ahora sí que nos pusieron entre la espada y la pared, pues están cocinando una solución militar. No queda otra salida. El mensaje es: ‘O se regresan a sus casas o los sacamos a la fuerza’. Y esta acción sólo la puede realizar el Ejército. Nadie más». -¿No podría ser la PFP? -Por sí sola sería fácilmente aplastada por los miles de manifestantes, como ya le sucedió a las fuerzas policiacas del estado. ¡Es prácticamente imposible! ¡No! Oaxaca no es Atenco. Aquí tan sólo hay 30 presidencias municipales tomadas. La única fuerza capaz de someter al pueblo es el Ejército, no hay de otra.

«El movimiento de tropa empieza a darse. Un batallón de Minatitlán se desplazó para acá. En varios poblados de la sierra norte es común ver a los convoyes militares. Aquí en la misma ciudad hay vehículos del Ejército tomando posiciones estratégicas, sobre todo por la zona del aeropuerto.» Nadie mejor que Ochoa Lara conoce las entrañas de la APPO, la poderosa organización que, en sus megamarchas por esta ciudad, ha logrado congregar hasta 800 mil personas que vienen de todos los puntos de Oaxaca para corear la consigna: «¡Ya cayó, ya cayó! ¡Ulises ya cayó!». Un incontrolable torbellino social, si se toma en cuenta que la población del estado no rebasa los 4 millones de habitantes.

Egresado de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), Ochoa encabeza al equipo de juristas que diseñó la estrategia legal del movimiento en su demanda de «la desaparición de poderes» en el estado. Movimiento que ahora puede someterse, literalmente, a su prueba de fuego. -¿Cómo surgió la APPO? -se le pregunta. -A raíz del fallido intento de desalojo policiaco que, el pasado 14 de junio, implementó Ulises Ruiz contra el magisterio que tiene tomado el centro de la ciudad.

Espontáneamente, la gente se solidarizó con los maestros. El sentir popular fue: «El gobierno intentó golpearnos, pues ahora nosotros los golpearemos». «Para esto, ya había muchas inconformidades sociales acumuladas, pues Ulises llegó al gobierno haciendo valer su fuerza a toda costa. Reprimió y encarceló a varios líderes sociales. Había, pues, un rencor guardado que estalló con ese operativo de las policías estatales.» -¿Y ahora, todas las organizaciones que integran la APPO están dispuestas a enfrentar al Ejército? -No, no todas. Desde su inicio, en la APPO persisten dos corrientes, la radical y la moderada.

La primera está a favor del enfrentamiento, pues supone que todo el pueblo se levantará con una masacre del Ejército. El ala moderada, en cambio, no quiere exponer a la gente a un baño de sangre ni a la derrota del movimiento. Su postura es un repliegue táctico: mantener una presencia mínima en la ciudad de Oaxaca y replegarse a las comunidades, para ahí seguir haciendo el trabajo. Entre las organizaciones radicales, Ochoa Lara menciona a la Unión de Traba-jadores de la Educación (UTE), que dentro de la APPO se transformó en el Frente Popular Revolucionario (FPR), encabezado por Rogelio Vargas Garfias, así como a la Coordinación Democrática Magisterial de Oaxaca (Codemo), que lidera Erangelio Mendoza González, quien fue dirigente de la Sección 22 y actualmente está preso por diversos cargos y en varias ocasiones se le ha vinculado con la guerrilla.

Otros grupos del lado radical son el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo, la Coordinadora Magonista Popular Antineoliberal y el Consejo Indígena Popular de Oaxaca. Ochoa Lara abunda que esta ala del movimiento piensa que «en Oaxaca ya estalló una revolución, y se está en condiciones de tomar el poder y expulsar a la burguesía. Hablan ya de un gobierno popular». -¿Tienen nexos con la guerrilla? -Se ha tratado de vincularlos con los grupos guerrilleros, con objeto de justificar la represión. No creo que tengan esos vínculos. Son más bien grupos radicales, intransigentes, que surgieron del Partido Comunista Marxista Leninista. Sus planteamientos son utópicos. -Pero uno de sus líderes, Erangelio, fue acusado de pertenecer al Ejército Popular Revolucionario. -No se le ha demostrado nada. También al actual líder de la Sección 22, Enrique Rueda Pacheco, se le acusa de guerrillero sin que se le compruebe.

Y todo porque, en una ocasión, la policía inspeccionaba unas oficinas de los Loxichas, a las que luego llegó Rueda Pacheco. Se lo llevaron a la Procuraduría de Justicia para investigarlo. Fue todo. Ni siquiera hubo contra él una acusación formal. De esta manera, rechaza la acusación que hace la procuradora estatal de justicia, Lizbeth Caña Cadeza, en el sentido de que algunos grupos del movimiento pertenecen a la «guerrilla urbana». En cuanto a los moderados de la APPO, el abogado dice que «esta corriente no da pauta a la intransigencia. Cree que el Ejército es un enemigo muy superior, que no se está en condiciones de enfrentarlo.

De ahí que puede aplastar al movimiento, con lo que se perdería todo lo que se ha ganado, ya que el movimiento oaxaqueño es el ejemplo más avanzado de lucha social que hay ahorita en el país. Ha logrado desarrollarse sin usar las armas». Los grupos ubicados en esta ala son sobre todo organismos no gubernamentales como la Red Oaxaqueña de Derechos Humanos, algunas comunidades eclesiales de base, así como el Movimiento de Unificación de Lucha Triqui Independiente (MULTI), encabezada por Rogelio Pensamiento Mesinas, quien en un tiempo formó parte de la dirigencia de la Sección 22.

Estructura compleja

Ochoa Lara indica que la APPO es «un movimiento muy amorfo», que «no está bien estructurado» y carece de dirigencia formal. Pone como ejemplo su propio caso: «Dicen que yo soy el abogado de la APPO, pero a mí nadie me ha dado ese nombramiento formal. En una asamblea, y sin darle mucha importancia, me encargaron de pronto darle cauce jurídico a sus demandas. Y hasta ahí. La APPO no tiene ninguna estructura orgánica, está conformada por grupos que tienen distintos intereses.» -¿Qué los aglutina entonces? -La salida de Ulises. Ese es su único elemento aglutinador. En todo lo demás hay muchas diferencias. -Al caer Ulises Ruiz, ¿la APPO desaparecería? -Por supuesto. Ya no tendría razón de ser. Se desintegraría.

Cada grupo se iría a resolver sus propias necesidades. El magisterio con su aumento salarial, y tal o cual organización a que se le construya un puente o alguna carretera. De largo bigote caído en forma de herradura, Ochoa Lara habla en su pequeño y caluroso despacho atestado de libros y carpetas. Dice reflexivo: «Más que un organismo, podría decirse que la APPO es una etapa. Sí, una etapa en la larga tradición de lucha del pueblo oaxaqueño. Por eso es muy riesgosa la salida armada.» -¿Cuántas organizaciones confluyen en la APPO? -No lo sé. En un principio se hablaba de 200.

A diario llegan a mostrar su adhesión autoridades municipales, asambleas de pueblo, comisariados, gente de todo tipo que no quiere al gobernador. -¿Cuántas participan activamente? -En las asambleas se reunirán unas 30. Muchas otras se suman a las megamarchas. Quizá algunas sean el puro membrete. La organización que más gente trae es el Movimiento de Unificación de Lucha Triqui (MULT); siempre jala consigo alrededor de 40 mil personas. Realmente, son simpatizantes espontáneos la mayoría de quienes participan en las manifestaciones de protesta. Ochoa Lara acepta que, aprovechando esta desorganización, en la APPO se incrustaron grupos cuyo sólo objetivo es sacar ventajas políticas o económicas: «Sí, hay grupos y líderes que a veces han sido del PAN, del PRI o del PRD. Se acomodan donde mejor les conviene. Hay también quienes acostumbran vender movimientos».
El caso más ilustrativo es el de Flavio Sosa Villavicencio, dirigente de Nueva Izquierda de Oaxaca, quien gracias a sus habilidades oratorias se convirtió en una de las cabezas más visibles de la APPO: fue diputado del PRD, luego se sumó a la campaña de Vicente Fox y después formó el partido estatal Unidad Popular, que favoreció al PRI en los comicios que llevaron a la gubernatura a Ulises Ruiz. Sin consultar a las bases, Sosa Villa-vicencio creó recientemente un sitio de taxis de la APPO -con una flotilla de 21 unidades-, lo cual le generó críticas. Desde tiempo atrás, ha sido beneficiado por el gobierno con concesiones de taxis para él y su familia.

Otro líder de la APPO cuestionado por acomodaticio es Miguel Ángel Schultz, representante del Frente de la Cordillera Norte. Schultz fue primero corresponsal en Oaxaca del periódico La Jornada, de ahí pasó a formar parte del gobierno priista de Diódoro Carrasco, quien lo puso al frente de la Coordinación de Comunicación Social. Mientras que Rogelio Pensamiento Me-sinas, el dirigente del MULTI, conformó en un tiempo la llamada Unidad Popular, que sobrevivió gracias a sus amarres con los gobiernos priistas. Estos tres dirigentes representan a la APPO en las mesas de diálogo que se llevan a cabo en la Secretaría de Gobernación.

Se impuso la fuerza

La APPO ha sido criticada por algunas de sus acciones que violentan los derechos humanos, como la humillación pública a algunos burócratas del gobierno; turbias negociaciones con empresas camioneras y comerciantes ambulantes, a quien cobran «cuotas voluntarias» por dejarlos trabajar; o bien, «actos vandálicos», robos y otros daños a particulares. Lo más preocupante es que hay versiones de que algunos grupos de la APPO sostuvieron reuniones secretas con representantes de Ulises Ruiz, como Jorge Franco, su exsecretario de Gobierno, a quien le habrían pedido dinero por frenar el movimiento (se supone que hasta 30 millones de pesos).

Debido a esto, algunas organizaciones serias ya se están planteando abandonar la Asamblea Popular. Otras, en cambio, intentan corregir desde adentro estas «desviaciones» y reforzar lo «positivo»de la APPO para lograr una transformación política de fondo. Para el sacerdote Wilfrido Mayrén Pe-láez, coordinador de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, en la APPO «hay falsos luchadores sociales que, a través de componendas, sólo buscan su provecho político y económico. Aquí primero padecimos un gobierno fascista y ahora sufrimos un fascismo impuesto por el magisterio y la APPO». Para el padre Mayrén -quien junto con el obispo Arturo Lona y el pintor Francisco Toledo integraron una comisión de intermediación en el conflicto- «lo más grave es que la opinión pública ya está pidiendo una salida dura, que de una vez intervenga el Ejército y arreste a los líderes rebeldes.

Esa sería la peor salida, puesto que no resolvería los problemas de fondo». -¿Podrían aparecer grupos guerrilleros? -Éstos, por el momento, se están pertrechando. Aparecerán en el momento oportuno, cuando sea necesario. No van a andar con circos y presentaciones mediáticas, como lo hizo ese supuesto grupo guerrillero que salió en los medios hace poco. El sacerdote se refiere al grupo de embozados que, el pasado 30 de agosto, apareció en la sierra norte y dijo pertenecer a la guerrilla. Según el magisterio, la APPO y las autoridades serranas, fue un «montaje» del gobierno para justificar la intervención del Ejército.

A decir del abogado Ochoa Lara, las mesas de diálogo en Gobernación tampoco resolverán nada, puesto que «son una táctica del gobierno federal para ganar tiempo y dividir y desgastar al movimiento, nada más». -¿Nada lograrán los personajes notables que se prestan a mediar? -¡El obispo Samuel Ruiz! ¡El obispo Lona! ¡El pintor Toledo! Son unos figurones. Mis respetos para ellos. Pero se metieron entre las patas de los caballos y han salido raspados y maltrechos.

Aquí no han tenido ninguna presencia. La salida armada ya se cocinó. Según fuentes confidenciales, el pasado 13 de septiembre, en las oficinas de la Secretaría de Seguridad Pública, en la Ciudad de México, el gabinete de seguridad nacional determinó esta drástica salida. Al día siguiente, el jueves 14, el Congreso oaxaqueño solicitó formalmente la presencia de las fuerzas federales, en un decreto que envió a la Presidencia de la República, al Congreso de la Unión y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y el pasado miércoles 20, terminó la mesa de diálogo entre Gobernación y la APPO sin que se llegara a ningún acuerdo, ni siquiera a una fecha para reanudar las pláticas.

La APPO anunció una «ofensiva total» en la que incluye un paro cívico nacional y la propagación de su movimiento a Michoacán, Veracruz, Chiapas y Estado de México. El jueves 21, una caravana integrada por miles de manifestantes partió de la capital oaxaqueña a la Ciudad de México, donde se realizarán actos de protesta. El viejo luchador social Felipe Martínez Soriano, exrector de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y quien participó en la caída del gobernador Manuel Zárate Aquino, comenta: «Si el gobierno quiere arreglar las cosas a balazos, a balazos se van a arreglar…»

Fuente: “Tensión al limite” Pedro Matías, Rodrigo vera. Proceso No. 1560, 24 de septiembre de 2006

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