Con manifiesta candidez, el secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, replicó los señalamientos a la incompetencia de la política interior y, desde la tribuna de la Cámara de Diputados, auguró que »en nombre de Dios no haremos absolutamente ninguna represión» en Oaxaca. Al contrario, con dureza, el funcionario responsabilizó a los partidos políticos de frenar las tareas de diálogo de la dependencia a su cargo.
»Yo los invito, señores legisladores, a que rompamos este círculo vicioso: o renuncia Ulises Ruiz (gobernador de Oaxaca) o no hay salida; o entra la fuerza pública o no hay salida. Señores, necesitamos una ruta diferente y mientras tanto aquí se está materializando la dificultad objetiva que enfrenta la Secretaría de Gobernación para hacer eficaz el diálogo», dijo. Y precisamente, en la comparecencia ante los diputados, Abascal Carranza se limitó a defender, en el caso de Oaxaca, lo que él entiende por diálogo y negociación. A excepción de los legisladores de su partido, Acción Nacional (PAN), el resto de los representantes populares lo acusaron de haber perdido la oportunidad histórica de conciliar los intereses entre los mexicanos.
Tortuosa sesión
El inicio del encuentro en el salón de sesiones de San Lázaro presagiaba momentos tortuosos para el funcionario. Mientras leía -casi a gritos- su mensaje, un grupo de diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se colocaron frente a él mostrándole pancartas y mantas de protesta por la ausencia de resolución en el conflicto oaxaqueño, en las que se leía: »Alto a la represión en Oaxaca», »Sí a la desaparición de poderes, no a la fuerza pública», »Si buscas la paz, trabaja por la democracia», »Las antenitas de vinil, más efectivas que el Cisen».
Fue el diputado perredista Othón Cuevas quien apuntó de manera certera al lado más sensible de Abascal: el dogma de fe. »¿Qué es lo que nos espera en Oaxaca, ya se ha preguntado? Comparto con usted, señor secretario, una fe de la que me siento muy orgulloso y la hago pública. En nombre de Dios le pido: no a la represión en Oaxaca». La respuesta del secretario de Gobernación fue lacónica e inspirada en el Evangelio: »De lo que sí estoy convencido es que la violencia engendra violencia, cuando la violencia pretende justificarse por sí misma.
No se preocupe, señor diputado, en nombre de Dios no haremos absolutamente ninguna represión». Y es que, para Abascal, la represión tiene que ver con impedir, por medio de la fuerza, el ejercicio del derecho; sin embargo, en la prolongada comparecencia justificó la intervención de las fuerzas federales y repitió por enésima vez que el gobierno foxista no removerá a Ulises Ruiz, principal demanda de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), la cual mantiene el control del Centro Histórico de aquella ciudad hace más de 140 días. Y así transcurrió la comparecencia durante más de cuatro horas. Abascal defendió las dos posibles salidas al conflicto oaxaqueño. El diálogo y la negociación, y a la par la intervención policiaco-militar, «con medida».
Fuente: Ciro Pérez, Fabiola Martínez y Roberto Garduño, La Jornada en Internet, http://www.jornada.unam.mx/2006/10/04/index.php?section=politica&article=003n1pol 22/11/2011