«Yo no he traicionado a nadie»

Quien fue uno de los fundadores de la COCEI; dirigente nacional y estatal del Partido de la Revolución Democrática; y quien en días pasados fue vapuleado por una «brigada móvil de la APPO», acusado de «traidor a la lucha revolucionaria» rechazó el calificativo y advirtió de la descomposición de la lucha que encabeza la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. Rufino Rodríguez Cabrera, hoy subsecretario de Desarrollo Político del Gobierno del Estado, atajó: «El peor acto que puede cometer un ser humano es la traición. Yo no he traicionado a nadie.

Yo soy congruente con mi manera de pensar. Fui dirigente nacional y estatal del Partido de la Revolución Democrática, fundador y dirigente –por muchos años– de la COCEI, y no he traicionado mis principios. La traición es un acto deleznable que no he cometido. En su momento fijé mi posición muy clara cuando dejé la COCEI y del PRD, lo hice público, no fue una puñalada trapera ni por la espalda. Cuando me fui de la COCEI, creo que en diciembre de 1997, expuse que me retiraba de la dirigencia porque no puede explicarse los enriquecimientos de varios de los compañeros y yo que le he invertido al movimiento social no puedo tolerar que siga la corrupción.

Me salí y advertí: déjenme en paz y yo también. Lo mismo en el PRD». En su oficina, sobre su escritorio un par de fotografías donde se observa a integrantes de la APPO -algunos con el rostro cubierto con paliacates–, dando puñetazos a Rodríguez Cabrera. «Soy una persona que hace política, me ha gustado hacer política; nadie puede comprobarme un acto de corrupción, nadie puede decir que soy deshonesto, no he acumulado un centavo a lo largo que llevo de mi actividad política. Ningún funcionario, ni actual ni del pasado gobierno, puede decir que me ha dado dinero.

Ninguno de mis ex compañeros puede decirme que me he quedado con dinero de proyectos productivos o de empleo temporal. Soy congruente con mis principios y nadie en el mundo de la política puede decirme que estoy involucrarme en un hecho de corrupción, ni en Oaxaca ni en el DF». Apoyó la candidatura de Ulises Ruiz, dijo, porque le pareció más congruente y después le dio empleo como subsecretario.  «…Y cuando alguien me pregunta, porqué,  yo digo que vivo de la política.

He tenido sueldos en la política, ganado dignamente en el desempeño del ejercicio político. A diferencia de otros que viven de la política, medran de la política. Soy un profesional de la política como dirigente, como diputado, por eso no aceptó ser un traidor. El problema del país de los mexicanos y oaxaqueños es que no reconocemos el concepto de institucionalidad. Yo aquí me desempeño institucionalmente. En mi caso, estoy satisfecho con mi trabajo; hemos solucionado conflictos que no salen en la prensa porque no explotan.

Por ejemplo: elecciones de San Juan  Mixtepec, no tuvo problemas y no salió en la prensa porque no hubo muertos, pero se logró la paz social en esa zona de la Mixteca. Otro caso: Tutepetongo con Tepeuxila, un problema añejo donde estuvieron a punto de matarse. No salió en la prensa y fue un problema que conciliamos y se llegó a un acuerdo de fraternidad. Así hay muchos casos. Ulises Ruiz tuvo el tino de ubicarme dónde puedo dar servicio a las comunidades. –Hoy el gobierno de Ulises Ruiz está cuestionado, ha cometido errores… –Sí, por supuesto. No podemos decir que el gobierno de Ulises Ruiz es infalible, por supuesto que hay fallas y demandas no satisfechas, negarlo sería como tapar el sol con un dedo. Sin embargo, este gobierno, con todo respeto, es más plural y tolerante. Cierto, hay muchos rezagos sociales, pero esto es consecuencia de que la Federación no nos quiere.

Los recursos llegan a cuentagotas, a empujones y patadas se obtienen los recursos. Yo pregunto: ¿Cuántos oaxaqueños han integrado el gabinete del Presidente de la República? Solamente tres en casi 100 años. Se trabaja con los mismos recursos, y ahí está la obra pública, hay atención a las comunidades. El problema de la intranquilidad se ha reducido al centro de la ciudad y unas colonias aledañas. La APPO no tiene la connotación de una organización, en ella confluyen desde radicales, rupturistas, de corte social, sindical, es una gama. –¿Puede salir ganando Oaxaca? –Tiene que.

Muchas cosas deben cambiar, por ejemplo: la sección 22 del SNTE ya no puede seguir imponiendo a funcionarios en el IEEPO y estos salidos de un marchómetro. Está pendiente una reforma del Estado, diversos cambios en leyes del Poder Judicial, una reforma electoral. Tenemos que empujar juntos para pedir recursos para más carreteras, obras. Hacer muchas propuestas en positivo. –Le gritaron que sería juzgado por la justicia revolucionaria ¿Cómo lo interpreta? –Ya vi las fotos del amigo que me está golpeando. Se trata de alguien que dijo: ‘ahora es chile verde que debes darle sabor al caldo’ y quiso ejercer una venganza personal.

Cuando hablé con el Secretario General de Gobierno le dije que no me parecía que fuera una línea de la APPO, ni acuerdo de la sección 22 del SNTE. Entre quienes me detuvieron había confusión, discutieron luego de que me dieron unas palmadas y puñetazos en la cabeza. –Evocan escenas de Camboya, de eso que llaman acciones popoltianas… –Siendo la APPO un frente, y  haberse planteado una demanda de carácter maximalista, como es la salida de Ulises Ruiz, sin pensar en las repercusiones y el respeto a las instituciones, algunos grupos –de los más radicales–, no encuentran cómo salir dignamente.

Y como ya empiezan a desesperarse pues aparecen signos de descomposición que no pueden controlar; una organización no controla a la otra, y una a otra se acusan de traición o de convicción revolucionaria y entonces cometen excesos que pueden calificarse de acciones popoltianas. Como es el caso de que mueran todos los que usen zapatos negros y todos los que traigan chamarras porque son burgueses. Cuando se llega a esos extremos, de enfermar la convicción revolucionaria –lo que Lenin calificó la enfermedad infantil del izquierdismo–,  es cuando puede ser peligroso porque se consume asimismo y todo lo que le rodea. –¿Miedo por un instante? –No. En alguna nota periodística anotaron que me temblaban las manos, no.

En 1983 fui secuestrado por un grupo de personas huaves, eran del PRI de Francisco del Mar. Entonces si me dio miedo porque me pasearon en una camioneta y cortaron cartucho para matarme. Por la intervención del Síndico municipal no se hizo. Ahora que he regresado a San Francisco del Mar resulta que esos priístas ahora son del PRD. Fue entonces cuando sí me dio miedo. «Soy una persona que hace política, me ha gustado hacer política; nadie puede comprobarme un acto de corrupción, nadie puede decir que soy deshonesto, no he acumulado un centavo a lo largo que llevo de mi actividad política».

Fuente: NOTICAS, 2A, RACIEL MARTÍNEZ, martes 12 de septiembre de 2006

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